Azathoth, el motor del caos que reside en el centro del cosmos, es descrito como una deidad primordial e amorfa que se cree que es la fuente de toda la existencia en el ciclo de relatos de Mitos de Cthulhu. Aunque se considera un gobernante supremo entre otros dioses, su naturaleza es incomprensible e indiferente a la humanidad.

La descripción de Azathoth en la literatura de terror y ciencia ficción lo retrata como "el primer motor del caos, la antítesis de la creación, el necio sultán de los demonios" que reside en el centro del universo. Se le representa como una masa colosal, caótica y sin forma, siendo el universo parte de su esencia. Contemplar a Azathoth supondría una muerte de horror y locura extrema.

Una maldición ha dejado a Azathoth ciego y lobotomizado, moviéndose sin cesar al son de flautas y tambores mientras permanece encarcelado. Nyarlathotep, su heraldo, visita la Tierra tras haber estado con Azathoth en su encierro, acompañado a veces por el sonido de una flauta.

Considerado el caos creativo e infinito del universo y el supremo dios Exterior, Azathoth es adorado por otros dioses exteriores que danzan a su alrededor siguiendo melodías demenciales. A pesar de su ceguera y estupidez, representa la omnipotencia en estado puro, siendo llamado "Azathoth" por conveniencia ya que su verdadero nombre es desconocido.

Azathoth, la deidad más poderosa de la mitología lovecraftiana, encarna la omnipotencia y supera en fuerza a dioses emblemáticos como Cthulhu y Yog-Sothoth.

El nombre de Azathoth proviene de la fusión de términos bíblicos y se relaciona con conceptos de alquimia. En la ficción lovecraftiana, su nombre designa un mal fundamental indescriptible y su apariencia es una masa informe con tentáculos que habita en el caos primigenio.

Azathoth nunca aparece físicamente, siendo su existencia certificada únicamente por alusiones en textos como el Necronomicón. Se le describe como ciego, estúpido e irreflexivo, mantenido dormido por flautistas hipnóticos. Su comportamiento infantiloide y su rol como fuerza de la naturaleza lo convierten en una marioneta de dioses más inteligentes.

El misterio en torno a su verdadero nombre y la pérdida de su inteligencia como castigo destacan el aura de terror y destrucción que rodea a Azathoth en la mitología lovecraftiana. Su papel como motor del caos y su ceguera ante su propia omnipotencia lo convierten en una figura aterradora e incomprensible para la humanidad.